¿Qué es la reforestación? La reforestación implica la replantación o regeneración de las áreas de bosques que previamente han sido dañadas o destruidas. A veces, los bosques son capaces de regenerarse naturalmente si permanecen otros árboles en las áreas cercanas, de forma que sus semillas puedan dispersarse, a través de los animales o el viento, hacia las zonas deforestadas. Sin embargo, las áreas de bosque que han sido severamente degradados es improbable que sean capaces de regenerarse naturalmente y por eso necesitan ser replantados manualmente con especies de árboles nativos.
¿Por qué es necesaria la reforestación? La reforestación es necesaria e importante debido a que enormes áreas de bosque están siendo dañados o destruidos en todo el mundo, sobre una base diaria. Algunas estimaciones sugieren que una superficie de bosque equivalente en tamaño a 36 campos de fútbol se pierde cada minuto. Esta deforestación tiene varias causas, en su mayoría relacionadas con la actividad humana, incluyendo incendios, el desmonte de tierras para dar paso a la agricultura y los asentamientos humanos, la tala, la minería y el cambio climático.
Los bosques son muy importantes por una serie de razones, de ahí que la deforestación sea un grave problema que nos afecta a todos. Además de ser el hogar de una gran variedad y diversidad de especies de animales y plantas, los bosques proporcionan medios de vida para un gran número de personas en todo el mundo y son una fuente de papel, madera, alimentos e ingredientes de muchos otros productos, como los medicamentos y los cosméticos. Los bosques también son vitales para la salud de nuestro planeta, manteniendo el ciclo del agua, la prevención de la erosión del suelo, así como la absorción y el almacenamiento de enormes cantidades de dióxido de carbono que ayuda a limitar los efectos del cambio climático.
Con el fin de hacer frente a la deforestación existen organizaciones de todo el mundo que se encargan de plantar árboles y ayudar a regenerar y restaurar los hábitats forestales.
El bosque Atlántico – un estudio de caso. El bosque Atlántico, en América del Sur, es el hogar de una gran riqueza en fauna, incluyendo 104 especies que no se encuentran en ningún otro lugar de la tierra. Aunque a menudo es eclipsado por su vecino más famoso, la selva amazónica, el bosque Atlántico realmente enfrenta un peligro mucho mayor y es considerado uno de los ecosistemas más amenazados en el mundo.
Extendiéndose a lo largo de la costa oriental de Brasil, Paraguay y el noreste de Argentina, el bosque Atlántico ha sufrido una deforestación enorme, con una pérdida aproximada del 92 por ciento del área original. El bosque que una vez llegó a cubrir un área de más de un millón de kilómetros cuadrados, se ha reducido ahora a una superficie total de poco menos de 100.000 kilómetros cuadrados. Esta realidad es alarmante pues las zonas que quedan están muy fragmentadas, con áreas boscosas muy pequeñas y aisladas, incapaces de mantener la vida de las especies a largo plazo.
Afortunadamente, hay una serie de organizaciones conservacionistas que trabajan para proteger y restaurar este bosque, usando métodos que incluyen la creación y expansión de las áreas protegidas, los programas de educación ambiental para crear conciencia y la reforestación. Esta última es particularmente útil en términos de la creación de “corredores” de vida silvestre, áreas que pueden ser protegidos y replantados para ayudar a conectar fragmentos aislados de bosque.
Organizaciones como REGUA creó su propio vivero con alrededor de 50 especies de árboles nativos, como el árbol Guapuruvu, con semillas que se recogen en el área por el personal de la organización y los voluntarios que se unen a esta causa. Al final de la temporada de siembra 2011/12, REGUA había plantado más de 110.000 árboles. Para asegurar una alta tasa de supervivencia, estas plantaciones se riegan en tiempos de sequía y son monitoreadas para asegurar que las hormigas cortadoras de hojas no las afecten o evitar que las malas hierbas se establezcan en el lugar. Este control cuidadoso ha llevado a una tasa de supervivencia del 95 por ciento aproximadamente.